TEXTO QUE FORMA PARTE DEL PODCAST 2050: EL FIN QUE NO FUE. ESCÚCHALO AQUÍ.
(Habla hombre de unos 60 años, nostálgico, en el transporte público)
Mira, broder, yo sé que esto que voy a decir no te hará mucha gracia. Pero en serio, ¿no extrañas subirte a tu coche, poner una rolitas, prender el clima y sentir el poder de un v8 llevándote a tu destino? Ahora todo es andar en bicicleta o transporte colectivo. No tengo nada contra la gente, tú me conoces, pero así nunca puedes llegar a un lugar con los zapatos limpios o la camisa seca.
Me acuerdo mucho de cuando estaba más joven y me compré un Mustang 65, llantas cara blanca, todo equipado con piezas originales y el motor impecable. De esos ya no encuentras ni en museos. En serio, broder, alguna vez leí que todavía quedan algunos lugares que fabrican coches adaptados con motores eléctricos. Nomás que sí cuestan una millonada, más todos los permisos y súmale que sólo puedes circular en autódromos.
Sé que es muy bonito eso de la naturaleza y que el cambio climático sí terminó siendo real, pero mira, para cuando empezaron a cambiar las cosas ya había muchos motores híbridos o hasta eléctricos.
¿Te acuerdas de los autoservicios? Puta, que te sirvieran tu hamburguesa y tu refresco en tu propio coche… Ya no se ven esas cosas. O salir de la ciudad y pisar a fondo el acelerador. Todavía puedo escuchar ese motor arrancando. Prrrrr arrancas en primera, le pisas, entra la segunda, prrrr tercera…
En fin, no digo que todos deberían volver a tener coche. Sólo deberían permitir modelos nuevos y pues gente que pueda pagarlos, obviamente. Lo que sí te digo es que no extraño nada el tráfico. Me acuerdo que antes de que las cosas cambiaran, empezaron a salir carros con piloto automático o que hasta podían volar. Nadie se iba a imaginar que en poco más de 30 años no iba a haber casi ningún vehículo personal que no fuera una méndiga bicicleta o un scooter.
Bueno, aquí tengo que bajarme. ¡Seguimos hablando, broder!